PRUEBA: Kawasaki VN Custom: Una pacífica Erupción-By Tomas Perez Marzo 2016
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PRUEBA: Kawasaki VN Custom: Una pacífica Erupción-By Tomas Perez Marzo 2016
Lo primero que llamó la atención de MoriwOki fue el tacto de la moto en general, desde el mismo momento en el que soltó el embrague: “¿Cómo es posible que una moto tan dulce tenga un nombre tan explosivo?”. Una pregunta que le rondaría la mente durante, prácticamente, durante todos los días de la prueba.
Si bien es cierto que sentía un recelo previo, antes de subirse a ella, por un elemento llamativo, determinante en esta versión Custom de la Kawasaki Vulcan: La rueda delantera, tan alta, y sobre todo tan estrecha, que en otras motos custom le había transmitido el efecto de triciclo a la hora de girarlas, de hacer el contramanillar, sobre cualquier curva, y también sosteniéndose prolongadamente sobre la trazada de las más largas. Luego lo comprobaría su efecto.
Posición de la Kawasaki Vulcan
Pero lo primero que se detuvo a analizar fue la posición de conducción, que le resultó muy natural, dentro del mundo custom. Una vez que colocas los pies sobre la goma de las estriberas, las manos parecen ir por inercia a posarse sobre los puños del manillar, a la altura que lo elevan sus dos torretas soldadas y hasta los extremos a los que los extiende su envergadura. Lo mismo ocurre con las posaderas, que caen sobre el asiento, justo desde el final de la columna -la rabadilla- y sobre las últimas vértebras lumbares. Es decir, una postura que justifica el propio nombre de esta versión Custom de la Vulcan 900.
El Motor de la Vulcan
Pulsó el botón de arranque, y sintió el motor prácticamente como un siseo al ralentí, que se convertiría en un dulce rumor con el inicio de la marcha, mientras que su empuje se manifestaba en sincronía con la dulzura de su sonido. Un motor que se sentía lleno y sin flaquezas, desde luego, pero que ofrecía un tacto tan preciso y regulable impropio del mundo custom. Un motor robusto y fiable, que remataba su sensación de suavidad transmitiendo su tracción a través de una correa dentada, con su característica elasticidad.
También tuvo ocasión, durante los días de trabajo con esta Kawa del Lado Oscuro, de sentir el verdadero placer de deleitarse conduciéndola en plena noche, atravesando con sigilo la madrugada urbana. Fue como caminar sobre la espalda de un coloso dormido, sin el más mínimo temor de despertarlo. Sin embargo, si hubiese abierto todo el gas, sin preámbulos ni contemplaciones, hubiera surgido bajo el depósito un rugido gutural, que parecería emerger desde el mismo centro de La Tierra, acuñando así el nombre de esta criatura, y de toda la saga custom de Kawasaki.
Como frena la Kawasaki Custom Vulcan
En cuanto a la frenada, a Moriwoki le resultaba suficiente con aplicar dos dedos sobre la gruesa maneta para conseguir la retención necesaria en la mayoría de las situaciones, y echando la mano entera en un caso realmente exigente, para el que el tacto resultaría tan lleno y progresivo, sin que en ningún modo el circuito de frenos se sintiera como una esponja que absorbe nuestra presión sobre esa maneta, y todas estas sensaciones de firmeza, a pesar de apoyarse sobre la estrechez del neumático delantero
Respecto al pedal, aparte de mantener la moto lo más horizontal posible en plena retención, ofrecía una eficacia nada despreciable para sujetar la moto en maniobras de garaje o en la parada pausada sobre la línea del semáforo, todo gracias a la longitud del conjunto, que le da su protagonismo, y al peso que se apoya sobre la generosidad del neumático trasero con la pinza mordiendo sobre un diámetro nada despreciable del disco.
Las suspensiones de la moto.
Moriwoki observó que la horquilla muestra su robustez en las frenadas, a pesar de ir tan tirada hacia delante, al modo custom, y que no se descomponía aunque la apurase hasta el mismo grito del neumático. En cuanto a la trasera, mantenía la moto sobre la trayectoria en las curvas más rápidas, incluso pasando sobre ondulaciones suaves, de sube y baja, comportándose con solidez, para brindar una comodidad impecable sobre la autopista, que sin duda hará mucho más llevaderas las largas travesías. En las carreteras de último orden, con baches y badenes, su capacidad se veía limitada por el propio diseño, que el escaso recorrido permitido por el diagrama del bastidor unido al basculante, para imitar ese chasis rígido y ancestral, tan valorado entre los más recalcitrantes apasionados del mundo custom.
Comportamiento dinámico
A Moriwoki le llamó la atención el detalle de que la distancia libre al suelo resultaba considerable, casi llamativa, dentro de lo poco que da de sí, en este aspecto, el mundo custom, por lo general.
Y por fin, en cuanto tuvo ocasión, pasó la Vulcan Custom por el rasero de su curva de pruebas favorita, su Ballagaro particular, a imagen y semejanza del mismo trance en la legendaria Isla de Man. Allí no sintió ni rastro del supuesto “triciclo” que pudiera formar la altura y estrechez de la goma delantera en conjunción con el balón trasero sobre el que se apoya esta Kawa. Ni una sola muestra de cojera, o de vértigo en el lateral de la moto, ni al girarla para entrar en el viraje, ni en el paso eterno y prolongado de esa curva, réplica de Ballagaro, con su radical cambio de rasante incluido. Es más, aquel paso supuso la conclusión definitiva para convencerse de que el apoyo en las curvas rápidas de esta custom es sencillamente excelente, haciendo todavía más firme la clara trayectoria que ya marca de por sí la longitud de todo el conjunto.
Si bien es cierto que sentía un recelo previo, antes de subirse a ella, por un elemento llamativo, determinante en esta versión Custom de la Kawasaki Vulcan: La rueda delantera, tan alta, y sobre todo tan estrecha, que en otras motos custom le había transmitido el efecto de triciclo a la hora de girarlas, de hacer el contramanillar, sobre cualquier curva, y también sosteniéndose prolongadamente sobre la trazada de las más largas. Luego lo comprobaría su efecto.
Posición de la Kawasaki Vulcan
Pero lo primero que se detuvo a analizar fue la posición de conducción, que le resultó muy natural, dentro del mundo custom. Una vez que colocas los pies sobre la goma de las estriberas, las manos parecen ir por inercia a posarse sobre los puños del manillar, a la altura que lo elevan sus dos torretas soldadas y hasta los extremos a los que los extiende su envergadura. Lo mismo ocurre con las posaderas, que caen sobre el asiento, justo desde el final de la columna -la rabadilla- y sobre las últimas vértebras lumbares. Es decir, una postura que justifica el propio nombre de esta versión Custom de la Vulcan 900.
El Motor de la Vulcan
Pulsó el botón de arranque, y sintió el motor prácticamente como un siseo al ralentí, que se convertiría en un dulce rumor con el inicio de la marcha, mientras que su empuje se manifestaba en sincronía con la dulzura de su sonido. Un motor que se sentía lleno y sin flaquezas, desde luego, pero que ofrecía un tacto tan preciso y regulable impropio del mundo custom. Un motor robusto y fiable, que remataba su sensación de suavidad transmitiendo su tracción a través de una correa dentada, con su característica elasticidad.
También tuvo ocasión, durante los días de trabajo con esta Kawa del Lado Oscuro, de sentir el verdadero placer de deleitarse conduciéndola en plena noche, atravesando con sigilo la madrugada urbana. Fue como caminar sobre la espalda de un coloso dormido, sin el más mínimo temor de despertarlo. Sin embargo, si hubiese abierto todo el gas, sin preámbulos ni contemplaciones, hubiera surgido bajo el depósito un rugido gutural, que parecería emerger desde el mismo centro de La Tierra, acuñando así el nombre de esta criatura, y de toda la saga custom de Kawasaki.
Como frena la Kawasaki Custom Vulcan
En cuanto a la frenada, a Moriwoki le resultaba suficiente con aplicar dos dedos sobre la gruesa maneta para conseguir la retención necesaria en la mayoría de las situaciones, y echando la mano entera en un caso realmente exigente, para el que el tacto resultaría tan lleno y progresivo, sin que en ningún modo el circuito de frenos se sintiera como una esponja que absorbe nuestra presión sobre esa maneta, y todas estas sensaciones de firmeza, a pesar de apoyarse sobre la estrechez del neumático delantero
Respecto al pedal, aparte de mantener la moto lo más horizontal posible en plena retención, ofrecía una eficacia nada despreciable para sujetar la moto en maniobras de garaje o en la parada pausada sobre la línea del semáforo, todo gracias a la longitud del conjunto, que le da su protagonismo, y al peso que se apoya sobre la generosidad del neumático trasero con la pinza mordiendo sobre un diámetro nada despreciable del disco.
Las suspensiones de la moto.
Moriwoki observó que la horquilla muestra su robustez en las frenadas, a pesar de ir tan tirada hacia delante, al modo custom, y que no se descomponía aunque la apurase hasta el mismo grito del neumático. En cuanto a la trasera, mantenía la moto sobre la trayectoria en las curvas más rápidas, incluso pasando sobre ondulaciones suaves, de sube y baja, comportándose con solidez, para brindar una comodidad impecable sobre la autopista, que sin duda hará mucho más llevaderas las largas travesías. En las carreteras de último orden, con baches y badenes, su capacidad se veía limitada por el propio diseño, que el escaso recorrido permitido por el diagrama del bastidor unido al basculante, para imitar ese chasis rígido y ancestral, tan valorado entre los más recalcitrantes apasionados del mundo custom.
Comportamiento dinámico
A Moriwoki le llamó la atención el detalle de que la distancia libre al suelo resultaba considerable, casi llamativa, dentro de lo poco que da de sí, en este aspecto, el mundo custom, por lo general.
Y por fin, en cuanto tuvo ocasión, pasó la Vulcan Custom por el rasero de su curva de pruebas favorita, su Ballagaro particular, a imagen y semejanza del mismo trance en la legendaria Isla de Man. Allí no sintió ni rastro del supuesto “triciclo” que pudiera formar la altura y estrechez de la goma delantera en conjunción con el balón trasero sobre el que se apoya esta Kawa. Ni una sola muestra de cojera, o de vértigo en el lateral de la moto, ni al girarla para entrar en el viraje, ni en el paso eterno y prolongado de esa curva, réplica de Ballagaro, con su radical cambio de rasante incluido. Es más, aquel paso supuso la conclusión definitiva para convencerse de que el apoyo en las curvas rápidas de esta custom es sencillamente excelente, haciendo todavía más firme la clara trayectoria que ya marca de por sí la longitud de todo el conjunto.
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Nunca una derrota, siempre una lección
Itzi-kickapoo- President@ Honorífic@
- 56
Comunidad Autónoma : Euskadi
Moto : VN1700
Re: PRUEBA: Kawasaki VN Custom: Una pacífica Erupción-By Tomas Perez Marzo 2016
Gracias Itzi por acercarnos la noticia, Y a mi que esta moto no acaba de gustarme!! no se porqué será, quizás porque me guste más la custom o porque pienso que está poco diferenciada,
Re: PRUEBA: Kawasaki VN Custom: Una pacífica Erupción-By Tomas Perez Marzo 2016
Gracias Itzi, Toni dicen que esta moto al tener la rueda delantera mas fina y ese manillar es bastante mas manejable que la Classic, mas "sport" digamos pero a los que nos gustan robustas no nos termina de convencer claro jejeje
John_Hattan- Presidente Territorial
- 52
Comunidad Autónoma : Madrid
Moto : VN 2000
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